Por fin ha llegado el gran día y ya la ciudad se engalana para recibir como se merece la gran apoteosis del jubilo y el desenfreno, se preparan políticos y transeúntes ya sean naturales del lugar o que hayan tenido la feliz idea de acudir atraídos por las luces del gran espectáculo;rueda la noria y gritan desaforados los propietarios de Tombolas, donde nos prometen la moto haciéndose escuchar por encima de la música del concierto rock, que con sus letras animan a la rebeldía mas allá de lo posible.Los puestos de golosinas muestran sus encantos haciendo pasar malos momentos a diabéticos que deben conformarse con el turrón sin azúcar, eso si duro o blando que Dios aprieta pero no ahoga, y que me dicen de ese maravilloso puesto de hamburguesas y churros de chocolate mezclados exhibiendose sin vergüenza por los precios que sus depositarios han tenido a bien concederles.
Mil feriantes van tras los pasos de la descomunal movida, ganandose la vida en esta feria que es la vida, que Dios premie a los de buena voluntad y con honradez ganan su sustento, pero que todos aquellos que intenten engañarnos con sus encantos sufran el desprecio eterno en el infierno de los aprovechados.
Mil feriantes van tras los pasos de la descomunal movida, ganandose la vida en esta feria que es la vida, que Dios premie a los de buena voluntad y con honradez ganan su sustento, pero que todos aquellos que intenten engañarnos con sus encantos sufran el desprecio eterno en el infierno de los aprovechados.