Es uno de esos días en los que leo el periódico por buscar alguna fuente de inspiración, a veces es mejor dejarse caer en manos de amigos de las musas que envidio por su gran capacidad e intelecto y de vez en cuando te sorprende un titular, que te llama la atención por su originalidad.

"LA IGLESIA ESTUDIA RETIRAR EL AGUA BENDITA DE LAS IGLESIAS PARA PREVENIR LA GRIPE A", no me digan que no tiene su mijita de gracia, uno inmediatamente piensa en que el demonio esta ganando la partida en lo más sagrado del lado de la luz y las tinieblas arañan con mas fuerza nuestro sentido común; pero el caso es que como si de la peste misma se tratase nos abalanzamos en busca de mascarillas ultimo modelo con la amplia promesa de exorcisar los bichitos malignos, y una vez puestos a la ultima moda sanitaria, sonreirnos de lo inteligentes que somos al estar al día en las noticias y que si por si acaso mejor, no vaya a ser que la acabe diñando y la parienta acabe en brazos de algún vecino con mejor aspecto y hambriento de compañía.Si analizamos que ser diabólico ha generado este descomunal griterío que ha dejado sorda nuestra razón no acabaremos por encontrar un culpable absoluto, nos decantaremos por culpables mas o menos acertados, pero lo cierto es que esta pandemia no es mas peligrosa que otra anterior e incluso mucho menor, pero si hay algo curioso que cada vez va rodeandonos para bien o para mal en nuestras vidas es la globalidad que nos invade y que lo mismo asusta a un asiático o europeo o de cualquier otro lugar de esta galaxia de locos de la cual formamos parte.
Solo hace falta una mala noticia para difundirla con todo el bombo y todos tranquilos a partir de ahí a consumir ya sean mascarillas, horas de televisión o lo que nos quieran vender.
Ya ni el agua bendita esta a salvo,Santo Dios.